17.09.2025 - 09:51h
Hace años, un nigeriano afincado en Guinea Ecuatorial me comentaba lo extraño que le resultaba que las personas que tienen una cierta responsabilidad ante la población gocen en nuestro país de tanta impunidad a la hora de dirimir responsabilidades.
La población de Malabo no se lo merece. La actitud indigna del Ministerio de Minas y Desarrollo Minero y Sonagas sobre la gestión del gas, es deplorable política y socialmente. Preferir no dar explicaciones ante un problema que afecta a más de doscientos noventa mil habitantes, es una muestra de dejadez de las obligaciones inherentes de la responsabilidad política que tienen ante los ciudadanos. Una desfachatez absoluta.
Resulta paradójico que Guinea Ecuatorial, con una producción aproximada de 8,000 barriles de butano por día, registre una escasez ya normalizada y arraigada de este mismo producto. Todo es muestra de un sistema ineficiente de la gestión que se hace del gas. En el pasado, se ha destapado algunas patrañas oscuras en ésta gestión –recordemos el escándalo de desvío y venta ilegal de bombonas en 2013-. La población es en última instancia la que sufre esos estragos.
La trinidad Minas – Sonagas –Geocam, con desconocimiento de los contratos suscritos entre esas entidades, parece no ser suficiente para dar coto a un problema que se repite cada un par de meses –la escasez del gas butano de uso doméstico en Malabo-.
Varias semanas después del inicio de la escasez actual, ninguna de esas entidades ha salido al paso para dar explicaciones –necesarias y obligatorias- sobre el porqué de ésta, y cuál es la gestión que se está haciendo (si la hay) para dar solución a ese problema.
Ante nuestros requerimientos a la dirección de productos refinados del ministerio de Minas, nos remiten a Sonagas, donde nadie puede perder su valioso tiempo para hablar con nosotros. Nadie tiene disponibilidad. Nadie se moja. Eluden justificar sus acciones ante una población que les paga el salario.
Meses atrás se anunció un cambio en el modelo de distribución y concesión de autorizaciones de compra para la posventa, y éste nuevo, supuestamente adoptado, ha empeorado aún más el problema. Su ineficiencia está a la vista de todos.
Con ese desprecio y un silencio sepulcral de las administraciones competentes, nosotros, los ciudadanos de Malabo, esperamos una respuesta contundente y proporcionada al problema.
Los ciudadanos malabeños estamos ávidos de poder bajar a la abacería de la esquina y poder comprar una bombona de gas para seguir preparando esos exquisitos platos necesarios para tener calorías y seguir trabajando por y para UNA GUINEA MEJOR.
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