Un sector privado agónico

Un encuentro organizado por el Consorcio de Empresas Nacionales ha vuelto a dejar patente los trances y la agónica situación del tejido empresarial privado nacional que aclama al Gobierno reformas estructurales para su supervivencia.

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Una reforma estructural del sistema financiero nacional es una de las primeras aclamaciones que el puñado “selectivo” de empresas del sector privado nacional que ayer mantuvieron un intercambio de opiniones en un evento organizado por el Consorcio de Empresas Nacionales. La falta de financiación que tienen esas empresas, originaria fundamentalmente por un bloqueo en banda de los actores financieros como son los bancos comerciales, desemboca en la desesperación de muchos emprendedores que agónicamente se ven las puertas cerradas ante la falta de credibilidad que se tiene de ellos.  “No estáis haciendo lo que debéis hacer”, ha llegado apuntar Director de la NASHCO, una plataforma que reúne a empresas que prestan servicios en el sector de hidrocarburos.

No ha sido el primer foro en el que se pone al desnudo las dificultades que vive ese gremio, pero las acciones presuntamente tomadas por el ejecutivo no son suficientes, o simplemente no son ejecutadas. Con un Instituto Nacional de Promoción y Desarrollo Empresarial con su rol entrecomillas, el tejido empresarial se ve abandonado a su suerte. En un panorama en el que ganar un contrato público en su mayoría es a base de extorsiones, sobornos y prácticas opacas sin un sistema de licitación transparente, como han subrayado los propios hombres de negocios, la actividad empresarial se ve asfixiada.

En el mismo sector privado, son más que evidentes las prácticas desleales de muchos mayoristas, por la falta de una ley comercial que regule aspectos como la responsabilidad del importador, lo que se deriva en la extinción de los pequeños negocios que no pueden sobrevivir compitiendo con sus propios proveedores. Al mismo tiempo, reclaman poder participar en el proyecto de la construcción de viviendas sociales anunciado por el ejecutivo, aunque próximamente una empresa egipcia asumirá unas diez mil de las cien mil que se pretende edificar. Por otro lado, también manifestaron su descontento cuando el gobierno se convierte en una entidad de negocios como pasa con la adquisición de productos de primera necesidad como lo son el arroz o los congelados.

Más allá de las responsabilidades del gobierno y las entidades financieras, apenas el mismo sector de empresas privadas nacionales está organizado. “Tenemos que unirnos más para conseguir grandes cosas y no trabajar cada uno por su lado”, ha llegado a subrayar Benjamín Evita Oma, quien actualmente preside el Consorcio que apenas agrupa ni el 30% de las empresas nacionales.  Tampoco faltaron los tirones de orejas entre los bancos comerciales y el banco central (BEAC) sobre los tipos de intereses para la venta del dinero-que encarece la concesión de créditos a empresas y emprendedores. Ese encuentro ha vuelto a dejar clara la situación agónica que atraviesa ese sector que debería ser clave para el desarrollo del país.

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