Mucha gente asocia la neumonía con las personas mayores, pero la realidad es que es la enfermedad infecciosa que más muertes de niños ocasiona en todo el mundo. Cada año, más de 725.000 niños menores de cinco años mueren de neumonía, de los cuales alrededor de 190.000 son recién nacidos, un grupo especialmente vulnerable a la infección.
Miles de niños y niñas carecen de acceso a los servicios de salud y los tratamientos esenciales, una situación intolerable que impide prevenir la neumonía y salvar sus vidas. Este es un articulo publicado por Unicef.
¿Cuál es la causa de la neumonía?
La neumonía es una infección respiratoria aguda que afecta a los pulmones. No existe una sola causa, pero puede desarrollarse por la presencia de bacterias, virus u hongos en el aire. Cuando un niño se infecta, los pulmones se le llenan de fluidos que le dificultan la respiración. Los niños con sistemas inmunológicos inmaduros (como, por ejemplo, los recién nacidos) o débiles (a causa de la desnutrición o de enfermedades como el VIH) son más sensibles a la neumonía.
¿Cuáles son los síntomas de la neumonía?
Dado que se trata de una infección de los pulmones, los síntomas más comunes de la neumonía son la tos, las dificultades para respirar y la fiebre. Los niños que padecen neumonía suelen tener una respiración acelerada y cuando inhalan se les hunde o retrae la parte baja del pecho (el pecho de una persona sana tiende a expandirse con la inhalación).
¿Es la neumonía contagiosa?
La neumonía es contagiosa y puede transmitirse por partículas suspendidas en el aire (con la tos o un estornudo). También puede contagiarse por otros fluidos, como la sangre en un parto, o a través de superficies contaminadas.
¿Cómo se le diagnostica la neumonía a un niño?
Los profesionales de la salud pueden diagnosticar la neumonía realizando un reconocimiento físico; por ejemplo, analizando patrones respiratorios atípicos o auscultando los pulmones de un niño. En algunos casos, también pueden diagnosticar la enfermedad con rayos X o análisis de sangre.
En los países que carecen de sistemas sólidos de atención médica (por falta de médicos o acceso limitado a rayos X y laboratorios), muchos profesionales de la salud solo pueden diagnosticar la neumonía contando las veces que el niño respira por minuto. Por ejemplo, si un niño de cinco meses respira 50 veces por minuto, se consideraría que respira demasiado rápido y que podría tener neumonía. El número de respiraciones con el que se considera que la respiración es acelerada depende de la edad del niño: los niños más pequeños suelen respirar a un ritmo más rápido que los mayores.
¿Cómo se trata la neumonía?
El tratamiento de la neumonía depende de su tipo. En los países en desarrollo, la causa de un gran número de casos de neumonía se debe a las bacterias y puede tratarse con antibióticos de bajo coste. Aun así, muchos niños que padecen neumonía no reciben los antibióticos que necesitan porque carecen de acceso a una atención médica de calidad. Otros factores causantes de la neumonía son los virus o las micobacterias (como las causantes de la tuberculosis) que requieren otro tipo de tratamientos. La tuberculosis, en particular, a menudo no se diagnostica.
¿Cuál puede ser la función del oxígeno en el tratamiento de la neumonía?
El oxígeno es un tratamiento básico y vital para los niños y los recién nacidos que padecen neumonía grave, ya que la inflamación de los pulmones impide que llegue suficiente oxígeno al torrente sanguíneo.
Durante mucho tiempo, los pacientes con necesidad de oxígeno no han podido acceder a él. En un gran número de países sin sistemas de salud sólidos, el oxígeno únicamente está disponible en los hospitales y establecimientos de salud de mayor nivel. Además, la alta demanda de sistemas de oxígeno causada por la pandemia de COVID-19 ha agravado las deficiencias ya existentes.
¿Se puede prevenir la neumonía?
En primer lugar, la neumonía puede prevenirse con un refuerzo de las medidas de protección, como, por ejemplo, una nutrición adecuada, así como con la reducción de factores de riesgo como la contaminación del aire (que hace que los pulmones sean más sensibles a la infección) y la adopción de prácticas de higiene adecuadas. Numerosos estudios demuestran que lavarse bien las manos con jabón reduce el riesgo de contraer neumonía, ya que disminuye la exposición a las bacterias.
¿Existe una vacuna para la neumonía?
La neumonía causada por bacterias puede prevenirse fácilmente con vacunas. Sin embargo, 40% de los niños y niñas de todo el mundo no han recibido la protección que ofrece la principal vacuna para prevenir la neumonía (la vacuna antineumocócica conjugada). Además, otras vacunas, como la de la difteria-tétanos-tos ferina y la del sarampión, así como la vacuna contra la gripe hemofílica B (Hib), protegen a los niños de la neumonía.
¿Dónde mueren más niños por neumonía?
Los países que registran el mayor número de muertes infantiles por neumonía se concentran en África Subsahariana y Asia.
Las muertes de niños por neumonía se concentran en los países más pobres del mundo. En esos países, los niños más desfavorecidos y marginados son los que más sufren. Suelen tener acceso limitado o nulo a servicios básicos de salud y tienen más probabilidades de sufrir otras amenazas, como la malnutrición, las enfermedades infecciosas o el aire contaminado. Generalmente, viven en entornos frágiles o humanitarios donde hay más factores de riesgo y los sistemas de salud están colapsados.
¿Qué relación tiene la contaminación del aire con la neumonía?
La contaminación del aire puede aumentar significativamente el riesgo de contraer una infección respiratoria como la neumonía. Alrededor de la mitad de las muertes infantiles por neumonía se asocian con la contaminación del aire.
“La crisis climática es una crisis de los derechos de la infancia y pone gravemente en peligro la salud y el bienestar de los niños y niñas”.
La contaminación del aire exterior entraña un riesgo para los niños, sobre todo dadas las crecientes tasas de urbanización en países con alta carga de neumonía. Sin embargo, la contaminación del aire interior (generada por combustibles no limpios que se utilizan en la cocina y para las calefacciones) supone una amenaza mundial.
¿Es la emaciación un factor importante en las muertes relacionadas con la neumonía?
La emaciación, que es la forma más visible y potencialmente más mortífera de la malnutrición, constituye el principal factor de riesgo para las muertes por neumonía entre los niños. Cuando un niño está demasiado delgado y tiene un sistema inmunitario debilitado, es muchísimo más vulnerable frente a enfermedades como la neumonía. La emaciación suele aparecer a edades muy tempranas y afecta de manera desproporcionada a los menores de dos años. Es fundamental que invirtamos en servicios de nutrición para evitar la mortalidad infantil provocada por la neumonía.
¿Qué hace falta para ponerle fin a la neumonía?
Es necesario actuar sin demora para lograr que ningún niño muera a causa de la neumonía o de otras enfermedades evitables o tratables.
Esta respuesta exige reducir los factores de riesgo, proteger el sistema inmunitario de los niños y niñas y garantizar el acceso a una atención médica de calidad y gratuita, que cuente con trabajadores sanitarios debidamente formados y capacitados a disposición de todos los niños.
También es fundamental reforzar y dar prioridad a la vacunación sistemática, así como ampliar el acceso a las vacunas que combaten la neumonía, en particular la PCV, para lograr que todos los niños y niñas estén protegidos contra la neumonía.
Asimismo, se deben tomar medidas con vistas a mejorar el acceso al oxígeno y su utilización, con el fin de que ningún niño enfermo tenga que luchar por respirar.
Además, es esencial afrontar el problema de la emaciación invirtiendo en la prevención y el tratamiento de la desnutrición aguda grave, ya que esto contribuirá a acelerar la disminución de la mortalidad infantil causada por la neumonía.
Para tratar la neumonía es necesario, además, que los profesionales de la salud se encuentren al alcance de las familias y que reciban formación, medicamentos e instrumentos de diagnóstico adecuados.
Tanto la prevención como el tratamiento requieren un sistema de atención primaria de la salud sólido, así como comunidades comprometidas y empoderadas.
Cada 43 segundos muere un niño a causa de la neumonía. Es necesario actuar de manera urgente para poner fin a esas muertes prevenibles. Los trabajadores de la salud que cuentan con la formación y la preparación necesarias para prevenir y tratar la neumonía pueden cambiar el curso de la enfermedad y ayudar a salvar la vida de los niños.
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