En un edificio abandonado en la remota zona rural de Njagbahun, Sierra Leona, una simple configuración de banco y una estación de enfermera improvisada han dado lugar a una clínica temporal. Es en este lugar que Marie Stopes International brinda servicios gratuitos de planificación familiar, incluyendo atención postaborto y distribución de anticonceptivos a residentes de difícil acceso. Entre las beneficiarias se encuentra Mariama Soriba, de 25 años, quien acudió buscando un implante anticonceptivo para espaciar el nacimiento de sus hijos.
En medio de este entorno, los derechos reproductivos de las mujeres en Sierra Leona están en el centro de un intenso debate legislativo. El Proyecto de Ley de Maternidad Segura se encuentra en discusión, buscando legalizar el aborto y ampliar el acceso a servicios de planificación familiar y salud reproductiva. Con altas tasas de embarazo adolescente y experiencias traumáticas como las de Fatou Esther Jusu, de 21 años, quien recurrió a un aborto fallido a una edad temprana, la necesidad de una legislación progresista es clara.
Según Afracanews, Sierra Leona podría convertirse en la segunda nación en África Occidental en despenalizar el aborto, pero la oposición de líderes religiosos ha llevado a modificaciones en el proyecto de ley, limitando los casos a riesgo de muerte, anomalías fetales fatales, violación o incesto. Con aproximadamente 90,000 abortos realizados anualmente en el país, y una cifra significativa de muertes maternas atribuidas a abortos inseguros, los esfuerzos por garantizar un acceso seguro a la interrupción del embarazo están en el centro de la atención en Sierra Leona.
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