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Óscar Molina se ha convertido en un fenómeno en redes sociales en las últimas semanas. Su historia de superación no solo muestra su cambio físico, también la ‘cara B’ y la dureza de un proceso de este tipo. 

Detrás de un cambio físico no todo es positivo: también hay momentos muy duros que superar. Cuando una persona se propone bajar peso o ponerse en forma suele haber una cuestión estética detrás. Por eso, en ocasiones resulta tan complicado. Ahí aparecen síntomas como la pereza. Sin embargo, el asunto se pone serio cuando perder kilos es una cuestión de supervivencia. Eso es lo que le pasó a Óscar Molina

La historia de este jienense se ha hecho nacionalmente famosa en las últimas semanas y es que su ejemplo de superación es vital para todas aquellas personas que sufren las graves consecuencias que pueden tener el sobrepeso y, sobre todo, la obesidad. Su caso era crítico, pero con mucha fuerza de voluntad consiguió darle la vuelta para agarrarse a una vida que se le escapaba de las manos

Sin embargo, el caso de Óscar Molina, que pasó de casi no moverse de la cama a ser un atleta de fondo, también es una buena muestra de que estos cambios no son nada fáciles de conseguir y de que cuestan mucho esfuerzo, sacrificio y momentos en los que lo más fácil es tirar la toalla. Pero es ahí cuando hay que seguir hacia delante. En una entrevista para Atresmedia, él lo aseguraba que la clave estaba en ganar esas “micro batallas” que marcan la diferencia.

¿Cómo fue el cambio físico de Óscar Molina?

Óscar Molina era una persona que vivía con un alto riesgo de problemas para su salud debido a su exceso de peso. Padecía obesidad mórbida y pesaba 232 kilos. Levantarse de la cama ya era una cuestión casi imposible. La situación era tan límite que su vida se encontraba en peligro si no adoptaba un cambio radical. Y encontró el camino a través de una vieja bicicleta estática que tenía olvidada en su habituación. 

La caída a los infiernos de Óscar fue tan grande que por momentos incluso llegó a pensar en el suicidio. No encontraba la manera de salir del callejón en el que estaba metido. Pero una madrugada, en la que tocó fondo, encontró una rendija por la que ver la luz: “Ya no tenía miedo, solo lloraba y lloraba”.

Pero después de llorar sin parar se subió a esa bicicleta estática que cambió algo en su cabeza. Nada fue igual desde aquella primera pedalada. Se embarcó en un viaje de muchos meses que le ha terminado convirtiendo en todo un atleta. Pero como en todas las grandes historias, el paso más importante de la travesía es el primero, el que rescata a la persona que parece no tener alternativa y la pone en el camino para salir de su propia pesadilla. 

“Me subí a la bicicleta. Nada, dos minutos y poco más. A partir de ahí mi vida cambió”. Y vaya que si cambió. Desde aquel momento, aquellos 232 kilos que casi no podía mover sin que su esqueleto se rompiera en mil pedazos y que le impedían dar dos pasos sin perder el aliento, empezaron a bajar y a bajar. Y decidió convertirse en el ejemplo de muchos al retransmitir a través de sus redes sociales su cambio físico. 

Muchas personas se engancharon a sus vídeos en los que se animaba a sí mismo para no desistir en su empeño por cambiar. Óscar explica que lo más importante es ganarle la batalla al cerebro, el peor enemigo en estos casos porque nos llena de malos pensamientos. 

Ahí salen a relucir las famosas “micro batallas” que tanto le han permitido avanzar. “Tu cerebro te dice: ‘no te levantes, no corras…’. Si le haces caso eres un perdedor. Yo he ganado esas pequeñas micro batallas que tenía a diario”. Óscar se demostró a sí mismo que no era un perdedor, sino que era una persona nueva con mucha ambición por cambiar, por mejorar y por generarse una nueva vida. 

“Si te va ganando la cabeza, eres un perdedor. Yo conseguí ganar esa micro batalla diaria. El deporte, en especial para la salud mental, es importantísimo”. Si de algo sabe Óscar ahora, además de correr, es de salud mental. Nunca ha escondido que detrás de su ejemplo hay muchos malos momentos. Lo que llaman la ‘cara B’ de adelgazar o de un cambio.

Por el camino ha superado una depresión, la provocada por la muerte de su padre y de un sobrino muy cercano. Sin embargo, encontró en el deporte la vacuna para todos sus problemas. Recuperó el tiempo perdido y ahora va de carrera en carrera. Y sobre todo, de reto en reto. 

Récord Guinness: perder 156 kilos en un año

Óscar Molina se podría definir como una persona de extremos. Su cambio no ha tenido un término medio. Pasó de ser una persona con 232 kilos encima a convertirse en un atleta que corre sin parar. Ahora le ha dado por los ultramaratones y se ha convertido en uno de los mejores de Andalucía y de España. Además, batalla contra una discapacidad intelectual del 38%. Donde otros ven barreras, Óscar encuentra impulsos para seguir. 

Aquel cambio físico tan dramático nació de un año que marcó su vida por completo. Perdió 156 kilos en un solo 12 meses, lo que estuvo a punto de suponer un Récord Guinness. Sin embargo, lo hizo a través de una dieta que supuso una auténtica pesadilla. De hecho, no se la recomienda a nadie: “No la puede hacer cualquiera”. 

Óscar estuvo muchos meses haciendo una dieta en la que solo hacía una pequeña ingesta al día. Y mucho ejercicio. Un sufrimiento que tenía una meta a la que después de mucho esfuerzo ha terminado llegando. Después de bajar esos 156 kilos en un solo año, de aquellos pensamientos autodestructivos y aquellas primeras pedaladas que le cambiaron la vida cuando estaba al borde del caos más absoluto, ahora se sitúa en un peso de entre 79 y 82 kilos en la época de competición.

Y es que Óscar no para de correr y de moverse en todo el año. Sabe desde dónde viene y por eso no quiere volver nunca a ese punto. Pero no solo se mueve por carreras, también lo hace por retos. Uno de los más especiales que ha completado ha sido el de ir con el alcalde de su pueblo de la provincia de Jaén, Fuerte del Rey, hasta Santiago de Compostela. Un trayecto de 1.210 kilómetros para luchar por una meta solidaria destinada a una fundación de niños con cáncer. Así es el nuevo Óscar, quien sigue dando forma a sus retos y su nueva vida.