En la quinta reunión del Comité Intergubernamental de Negociación de las Naciones Unidas (INC-5) en Busan, Corea del Sur, más de 100 naciones chocaron con un puñado de productores de petróleo en un intento por llegar a un acuerdo sobre un tratado global para frenar la contaminación plástica. Las diferencias entre limitar la producción del plástico y centrarse solo en los residuos plásticos llevaron a un estancamiento, obligando a posponer las decisiones claves y reanudar las conversaciones en el futuro.
Las divergencias sobre aspectos como la gestión de productos plásticos, sustancias químicas preocupantes y la financiación para países en desarrollo se mantuvieron, evidenciando la complejidad de abordar la contaminación plástica a escala global. Mientras Panamá respaldaba una propuesta para reducir la producción de plástico, países productores de petroquímicos como Arabia Saudita se opusieron firmemente, dificultando el consenso necesario para avanzar en el tratado.
El presidente de la reunión, Luis Vayas Valdivieso, publicó un documento revisado con múltiples opciones sobre temas sensibles, que refleja la falta de acuerdo. A pesar del aplazamiento, la urgencia por reanudar las negociaciones es evidente, con delegados como Juan Carlos Monterrey Gómez de Panamá enfatizando que “cada día de retraso es un día de lesa humanidad”.
Se espera que la producción de plástico se triplique para 2050, y se han encontrado micro plásticos en diversas fuentes, incluida la leche materna. A pesar de los desafíos, la necesidad de un tratado efectivo y viable para abordar la contaminación plástica a nivel mundial sigue siendo apremiante, resaltando la importancia de encontrar soluciones globales para este creciente problema ambiental.
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