Alexa Seleno
@alexaseleno

Exclusiva: presunto autor del homicidio en Santa María III: “Te dije que si me dejaras, te mataría”

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Así de claro y contundente. Fueron las últimas palabras que pronunció el presunto homicida que ayer le quitó la vida a María Dolores Anguesomo de 41 años, en el barrio Santa María III de Malabo.

Sobre las seis de la tarde del día de ayer, el movidito barrio de Santa María III –en las inmediaciones de centro escolar Pilar Momo-, se vivió otra escena de un posible homicidio. La calma se vio interrumpida por un primer disparo de intimidación al aire, de alguien que, según testigos oculares a los que hemos contactado, estaba decidido a ejecutar el crimen. Todo parece que era premeditado. El presunto asesino ya venía cargándose de rabia: “hoy tengo que matar alguien”, llegaron a escuchar algunos transeúntes que le vieron bajar –uniformado y con un fusil de asalto en manos-, pero que desconocían totalmente el grado de veracidad de esas palabras y hacia dónde se dirigía el militar en concreto.

Fuentes con las que hemos conversado, aseguran que la mujer era su ex pareja, que, por “actitudes violentas continuas en el lecho conyugal que compartían en el Cuarte Militar Acacio Mañe Ela, decidió unilateral abandonar el hogar e ir a empezar otra nueva vida”, nos cuentan. El patrón parece un ataque de ira o celos, a falta de un examen psicológico del autor, ni sus declaraciones que, hasta el momento, no han trascendido al público.

Las mismas fuentes oculares del siniestro cuentan que “el militar llegó al barracón donde vivía la mujer y pegó un primer tiro al aire diciendo en referencia a la víctima: “salte fuera. Te dije que si me dejaras, te mataría. Hoy tengo que cumplir mi promesa”. Así de contundente y claro fue el presunto homicida. El tiro a aire produjo una escena de pánico y horror, que motivó la huida de los que se encontraban en el lugar. Posiblemente fue lo que permitió la intentona de huida -sin éxito-de la víctima y se le puso en un campo de visión claro y perfecto para perpetuar su macabra actuación. “le asedió un primer disparo en la espalda, y después otro; y la mujer se cayó de bruces en el suelo.

En lo que evidencia la posible premeditación del asesinato, el presunto homicida no se limitó en los impactos de bala directos que ya había causado a la víctima. Se trasladó hacia donde estaba postrada y le asedió otros tres que, en declaraciones de testigos que vivieron la escena, “le atravesó el corazón y casi le corta un brazo”, y probablemente no se habría practicado ninguna autopsia a la víctima, ya que también fue velada en la misma noche de ayer y sería enterrada esa mañana según hemos sabido. Las mismas fuentes cuentan que un hombre intentó apaciguarle después de los disparos para que entrara en razón y dejara el arma, a lo que contestó: “como te acerques un metro más, tú también estás muerto”, y salió de su propio pie en la escena del crimen, siendo detenido horas después por la policía que ya había dictado una orden de búsqueda y captura.

Presunta víctima

¿Un caso aislado?

Guinea Ecuatorial –lamentablemente- viene registrando crímenes similares y cada vez van en aumento, perpetrados por militares que, aprovechando su tiempo de guardia, deciden efectuar crímenes que tal vez, en un momento habrían prometido realizar. Los escenario son diferentes, pero el modus operandi parece el mismo.

Esas actuaciones que merman profundamente la imagen y la reputación del gremio de las Fuerzas Armadas, dentro de su noble tarea de cuidar y salvaguardar la integridad nacional, las personas y sus bienes, tal vez sea tiempo de que sea abordado, ya no como casos aislados, sino como un problema estructural que tiene atemorizada ya a la población y mancha la imagen de los tantos militares que dignamente realizan su trabajo.

Una cadena de homicidios que parece aumentar y cuyas víctimas principalmente son civiles indefensos. Igual, sea momento de implementar medidas concretas para su mitigación o finalización. Medidas como un test psicológico periódico en el seno de las filas castrenses o un mayor control de los inspectores en los puestos de guardia para evitar el desplazamiento innecesario de los efectivos en su jornada laboral, son algunas que la población está aclamando a gritos para evitar desenlaces como el que ha acabado con la vida de María Dolores Anguesomo que ha dejado huérfanos a más de cinco hijos.

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