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Luego de las recientes declaraciones por parte de Rusia afirmando que se encontraron reservas de petróleo y gas en la Antártida, Estados Unidos firmó el pasado viernes un memorándum en el cual establece su política con respecto a la Región Antártida. El mismo deroga y sustituye la directiva de 1994 y reestablece puntos focales de su proyección hacia el territorio, en base a sus “significativos intereses nacionales y lazos históricos con la Región Antártica, y como 1 de los 12 signatarios originales del Tratado Antártico de 1959 (Tratado Antártico)”. 

Según Escenario Mundial, el documento firmado por Biden destaca inicialmente que la región “desempeña un papel vital en el sistema climático mundial, sustenta organismos y ecosistemas únicos y proporciona una plataforma sin parangón para la investigación medioambiental y cosmológica a múltiples escalas”. En adición, agrega que Estados Unidos continuará “liderando los esfuerzos internacionales de cooperación a través del Sistema del Tratado Antártico (STA) para mantener la Región Antártica con fines pacíficos, proteger su medio ambiente y ecosistemas relativamente prístinos y llevar a cabo investigaciones científicas”.

El memorándum destaca que Estados Unidos tiene cuatro objetivos fundamentales hacia la región: (1) proteger el medio ambiente relativamente virgen de la Región Antártica y sus ecosistemas asociados; (2) preservar y buscar oportunidades únicas para la investigación científica y comprender la relación de la Región Antártica con los cambios ambientales globales; (3) mantener la Región Antártica como un área de cooperación internacional reservada exclusivamente para fines pacíficos; y (4) asegurar la protección y conservación de los recursos vivos y ecosistemas de la Región Antártica.

También destaca el compromiso del país hacia el Sistema del Tratado Antártico y su apoyo firme al mismo, el cual declara a la región como una “zona para la paz, la cooperación internacional, la búsqueda de la ciencia y la protección ambiental”. 

En paralelo, el documento puntualiza que Estados Unidos continuará desempeñando “un papel de liderazgo en la negociación e implementación de acuerdos relacionados con la Región Antártica”, dejando en claro cuál es su rol en el territorio al afirmar que no reconoce reclamos de soberanía y se reserva todos sus derechos en toda la Región Antártica de conformidad con el Tratado vigente. 

El gigante norteamericano no dudó en recalcar que continuará manteniendo una presencia activa (e influyente) en el STA puntualmente a través de la Fundación Nacional para la Ciencia (NSF), la cual gestiona el Programa Antártico de los Estados Unidos. Sobre este punto, remarca que el país mantiene las tres estaciones de investigación científica en la Antártida durante todo el año y que reforzará “su promoción de la transparencia, el cumplimiento, la cooperación, el intercambio de mejores prácticas y la adhesión a las normas pertinentes por parte de todos los participantes en el STA”.

El memorándum estadunidense puntualiza también en que su enfoque de gestión incluye pero no se limita “al control de armas, la protección de la flora y fauna vulnerables, y la prohibición general de actividades relacionadas con los recursos minerales”, un guiño directo a lo recientemente declarado por Rusia. Asimismo, destaca la importancia de “compartir datos, información y conocimientos sobre la Región Antártica” en torno a la colaboración internacional. 

Por último, también recalca en la necesidad imperante de promover la conservación y el buen uso de la información científica para la toma de decisiones, puntualmente sobre los recursos vivos marinos antárticos. En consonancia, radica que “para cualquiera de estos ecosistemas y recursos sujetos a explotación”, Estados Unidos promoverá “la aplicación de un enfoque preventivo”.

Cabe destacar que, más allá del memorándum recientemente publicado por los Estados Unidos, la Antártida es una región levemente explorada y abocada a la investigación científica, que se focaliza en la cooperación internacional. No obstante, mantiene diversas reclamaciones territoriales (como la de Argentina, intrascendente para muchos) por lo que la postura adoptada por Estados Unidos refleja el temor de que Rusia pueda actuar unilateralmente e inducir tomas de decisiones sobre estos países y sus reclamos, más allá de no cumplir con sus obligaciones con el Tratado.