La situación en Sudán se ha deteriorado aún más, según Naciones Unidas, que advierte que la hambruna es ahora una realidad en varias partes del país. La Oficina de Coordinación de Asuntos Humanitarios describió la crisis como «catastrófica», con más de 12 millones de personas desplazadas y 24,6 millones padeciendo hambre aguda.
El conflicto de casi dos años entre el ejército y las Fuerzas paramilitares de Apoyo Rápido ha causado un inmenso sufrimiento, convirtiendo partes del país en un «infierno», según el director de la OCHA, Edem Wosornu. La violencia ha provocado un colapso en los servicios de salud y traumatizado a millones de niños que han sido privados de educación formal.
A pesar de la hambruna y las enormes necesidades humanitarias, los proveedores de ayuda han suspendido sus operaciones en el mayor campamento de desplazados, Zamzam, debido a los intensos combates. Más de medio millón de personas se han refugiado allí.
La situación de seguridad en el campamento ha empeorado tanto que Médicos Sin Fronteras se vio obligado a detener sus operaciones, mientras que el Programa Mundial de Alimentos suspendió la asistencia alimentaria basada en cupones debido a la destrucción del mercado.
La Oficina de Derechos Humanos de la ONU ha confirmado informes de ejecuciones sumarias en zonas de conflicto, lo que aumenta las preocupaciones sobre crímenes de guerra. El embajador de Sudán reafirmó el compromiso de su gobierno de facilitar la asistencia humanitaria y abordar el futuro político del país. Naciones Unidas ha instado al Consejo de Seguridad a tomar medidas inmediatas para proteger a los civiles en el campamento y garantizar el respeto al derecho internacional humanitario.
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