El adelanto salarial es uno de los conceptos más populares en Guinea Ecuatorial en los últimos años. Consiste en solicitar al banco parte de tu salario mensual por alguna necesidad, para después reponerlo con un interés, un tanto por ciento elevado por falta de alternativas, lo cual provoca desequilibrio en muchas familias y, a día de hoy, ha pasado de eso a una desafortunada rutina que lleva a los funcionarios a endeudarse eternamente sin tener la posibilidad de programar económicamente con sus salarios. Es el principio de una inestabilidad económica severa que tiene maniatados a un gran número de funcionarios civiles del Estado.
La vieja concepción de ser funcionario, hacía invitar a pensar que el individuo ya podía solventar, al menos, las necesidades básicas de la vida cotidiana: alimentación, sanidad, educación, vivienda, transporte, etc., pero resulta que en realidad no es así. Ser asalariado hoy en día puede considerarse la nueva esclavitud del siglo XXI. Tratando de que el funcionario pertenece a un núcleo familiar bantú, dadas sus costumbres y el concepto de familia que tienen, la consideración cobra más fuerza. La programación económica se hace más difícil.
De modo que, a rio revuelto, ganancia de pescadores, en este escenario, es el sistema bancario quien supuestamente da solución a los problemas de los funcionarios, creando otros, o endeudándoles de manera asidua: Este es el adelanto salarial, la nueva droga inevitable para la mayoría de los funcionarios de la administración pública. En una comparación del Salario Mínimo Interprofesional o Renta Mínima Mensual en el espacio CEMAC, se sitúa a Gabón por encima de los demás Estados miembros: Gabón, 150.000XAF; Guinea Ecuatorial, 129.500XAF; Congo, 52.400 XAF; Chad, 60.000 XAF; Camerún, 43.900 XAF; y la República de Centroáfrica, 36.000XAF.
Estos salarios, subdivididos según sea el nivel de formación del funcionario: Auxiliar, Diplomado, Licenciado, Master y Doctorado, se ven igualmente abatidos por las tasas inflacionarias que inundan esta región de África Central, cuyo impacto se manifiesta según el potencial de cada mercado (5,5% según el BEAC, cuando el porcentaje normal es de 3,6%). Aunque los últimos informes sobre el Índice del Precio de Consumo (IPC) publicados por el Instituto Nacional de Estadísticas de Guinea Ecuatorial, durante los meses de enero y febrero, reflejan una ligera caída de la inflación (2,2% y 2,1%), la situación no parece estar estable.
En el caso de Guinea Ecuatorial, uno de los mercados más impotentes de la zona, pero con una tasa de inflación que parece reducida pero que está notoria desde el alquiler hasta el tomate natural, la cosa parece estar cada vez más dura para la ciudadanía en general y los funcionarios en particular, a pesar de la puesta en marcha de la iniciativa del gobierno con el aumento de una prima de vivienda para los servidores civiles (30.000XFA), la cual también se antoja insuficiente a la realidad del mercado inmobiliario no regulado del país. La situación en términos de calidad de vida sigue brillando por su ausencia; tanto es así que los bancos han detectado esta insuficiencia y han decidido crear productos como los es el adelanto salarial.
Las condiciones para su acceso, pasan por una tasa de interés del 10% de la cantidad que se percibe: “Te cobran 1000XAF por cada 10.000XAF prestado”, asegura un Sargento de la Policía Nacional, y aumenta “el adelanto salarial es una droga inevitable para los funcionarios de la Administración Pública”, condena.
No hay información sobre si este concepto ha existido desde siempre en el sistema bancario nacional, no obstante, en los últimos años, se ha convertido en uno de los términos más utilizados en los entornos administrativos, más en unos que en otros, como es el caso de la administración militar: “Creo que los militares son los que más adelanto piden porque, entre que la mayoría no tiene suficiente capacidad de administración, a la par que tienen muchos compromisos económicos y familias numerosas, lo que complica su organización”, comenta desde una perspectiva una cajera de uno de los bancos comerciales, quien vive a diario el drama que se monta sus oficinas.
¿Es bueno el adelanto salarial o no?
Esta pregunta ha conocido respuestas de toda índole. Personas con diversos pensamientos han dedicado sus minutos para buscar un acercamiento a la contestación de esta cuestión. Es verdad que los bancos son empresas que buscan permanecer en el tiempo y al mismo tiempo maximizar sus beneficios. La satisfacción de la clientela es otra historia. Precisamente, establecen mediante estrategias factibles para agrandar su capital imponiendo un capitalismo puro y duro a través de tasas de intereses que no se ajustan al poder económico de la clientela y recortes inexplicables. De allí que el trato a un cliente que acude al banco para solicitar este servicio, automáticamente se convierte en algo cercano a un indigente. Si antes la atención al cliente en esos establecimientos ya era escasa, en ese caso se convierte en algo peor.
De facto, yendo hacia la respuesta al interrogante, los funcionarios en su mayoría consideran que “el adelanto salarial significa que algo va mal. Si el salario cubriera las necesidades básicas del trabajador no se registraría esa demanda excesiva que es objeto en los bancos. “Sin ser un gran financiero o empresario, pienso que el adelanto es fruto de la necesidad de paliar alguna urgencia puntual, pero cuando ya es un modo de vida, pone a toda luz que hay que mejorar los salarios y adecuar los precios del mercado al poder adquisitivo de la población”, aclara un periodista.
Un oficial militar por su parte, cree que “el adelanto salarial es bueno cuando tienes una necesidad puntual que solventar, pero se puede evitar ajustando los gastos mensuales dentro de las posibilidades de tu salario”, y otro periodista agrega, “el adelanto salarial es malo, si la gente accede a él es por circunstancias ajenas a su voluntad propiamente dicha, porque es una trama bancaria para generar intereses, una tasa de interés que no aceptarías en situaciones normales. Simplemente, la gente acude a esa vía por mala planificación en todos los sentidos. La gente debe aprender a sacar un presupuesto de gastos esenciales e imprevistos, hablamos de comida, transporte y algo de ahorro, no obstante, a nadie le recomiendo acudir al banco por adelanto salarial”, aconseja.
En suma, como reza un adagio, “el que hizo la ley, hizo la trampa”, y la trampa en estos términos son los requisitos que dan fácil acceso al adelanto, según coinciden varios clientes de BANGE, “solo te dan un formulario que tienes que rellenar y lo adjuntas con la copia de tu DIP, te dan un tiempo de espera y luego te convoca la cajera de turno para cobrar. Pero somos conscientes de que el interés es alto, mas no hay otra alternativa cuando la situación es extrema”.
La excesiva demanda de este servicio en bancos como CCEI BANK GE, ha motivado el endurecimiento de sus requisitos de acceso. Si antes debías rellenar unos formularios, a día de hoy, se pide incluso el certificado irrevocable de haberes.
¿Se puede evitar el adelanto salarial?
El adelanto salarial puede llegar a ser costumbre en mucha gente por, precisamente, la desorganización, porque cuando acabas el mes sientes que no te llega lo percibido y estás obligado a acudir de nuevo al banco y, así sucesivamente. En consecuencia, funcionarios y ciudadanos consideran que sí se puede evitar, pero ¿de qué manera? Trazando un plan de gastos mensual y ahorrando al menos el 15 o 25% de lo que cobras. Esa posibilidad se convierte en una utopía.
“Se puede evitar el adelanto salarial con un sistema de ahorros sólidos. El adelanto no puede sustituir al salario periódico. Porque hay gente actualmente que vive de adelanto en adelanto y eso es malísimo”, dice una empresaria y funcionaria.
De modo que, un gran porcentaje de los que han dejado comentarios a esta redacción consideran este fenómeno como “un mal necesario o un arma de doble filo”, porque es bueno cuando te lo conceden y malo cuando lo repones con interés. Por tanto, los funcionarios sugieren al menos, una reducción en la tasa de interés que facturan los establecimientos financieros, mientras otros recomiendan buena organización al gremio de los servidores públicos.
Por otro lado, esta situación vislumbra e invita otra vez a un debate público que hace muchos años ha venido siendo más bien un secreto a voces. La necesidad de adecuar los salarios a la realidad social, a la cesta de la compra; porque según el Ordenamiento General de Trabajo (herramienta legal de regulación del sector laboral), el salario mínimo ha de ser revisado, actualizado y sancionado mediante decreto gubernamental en un plazo de cada tres años, teniendo en cuenta índices importantes como la tasa de inflación, la cual en este momento no parece coincidir con la realidad social.