¿Cuáles son las cartas de G.E para la operacionalización del acuerdo de libre comercio de la CEEAC?

Nuestro país sigue uno de los nueve de once países que no han domesticado las normativas e instrumentos para la puesta en marcha de la zona de libre comercio de la Comunidad Económica de los Estados de África Central.

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Han pasado 21 años desde que los Jefes de Estados idearon crear una zona común de comercio en la región económica de la CEEAC. Hasta la fecha, sólo cuatro países de los once integrantes han podido domesticar los instrumentos legales para adecuar su régimen jurídico al comunitario, en lo que al comercio se refiere. Varias berreras han impedido que esa voluntad soberana pueda cumplirse; y a día de hoy, eso ha ayudado a que África Central sea la región más pobre entre los grupos económicos de África.

Aunque no existe un criterio universal respecto a las consecuencias positivas o negativas de libre comercio, lo cierto es que analizando las economías subregionales, la posición de Guinea Ecuatorial exige un análisis profundo con una crisis económica y contando sólo con la idea de un plan industrial que hasta el momento, apenas se ha materializado. Con una economía no diversificada y lastrada a las fluctuaciones del mercado de hidrocarburos y una escasez de producción, posiciona al país en una posición crítica en la que gran parte de su papel en ese escenario de libre comercio sería el de absorber la oferta que platearían gigantes como Camerún, Chad entre otros.

En la jornada de ayer durante la celebración del taller de la operacionalización de ese acuerdo, como medida de acompañamiento adoptado por la Comisión de la CCEAC a Guinea Ecuatorial, conversamos con el técnico Esperito Genaro Osa, quien confía en las medidas de defensa comercial que se adoptarían junto con ese acuerdo para evitar prácticas desleales de algunos operadores, aunque indica que “lo más importantes es cómo se implementan los acuerdos”. Un ejemplo sería la dificultad que tendrían los mercados locales como el nuestro para poder comercializar junto con gigantes que podrían emplear prácticas como el dumping y acabar controlando el mercado. El Comisario encargado del Mercado Común, Asuntos Económicos, Monetarios y Financieros de la Comisión de la CEEAC, François Kanimba, lleva meses haciendo pedagogía en los Estados miembros con una sensibilización de que la puesta en marcha de ese acuerdo será beneficioso para todos. También estuvo en el encuentro de ayer en el ministerio de Comercio.

Muchos se preguntan si en verdad ese acuerdo podrá materializarse con el hándicap de la efectiva integración regional que por momento hace aguas. El hecho de que cinco de sus Estados miembros pertenezcan a las regiones de África oriental y meridional, así como su dependencia de los corredores que abren estas dos zonas constituyen fuerzas centrífugas que conducen a una falta de integración en la CEEAC.

El 10 de agosto de 2022 los ministros de economía acordaron fusionar la Comunidad Económica de los Estados de África Central (ECCAS) de 11 miembros con la Comunidad Económica y Monetaria de África Central (CEMAC), con el objetivo de fomentar una integración regional, acelerar la transformación económica y facilitar el desarrollo mediante la fusión de los dos bloques económicos. En ese encuentro, Charles Assamba Ongodo que encabeza la unidad de un comité piloto creado por los jefes de estado de África central para fusionar CEMAC y ECCAS, dijo que tener un bloque económico en lugar de dos reducirá la duplicación administrativa y los costos asociados. “La subregión será más integrada, más competitiva, eficiente y lo suficientemente fuerte para competir con las demás regiones. Tenemos algunos países que son más fuertes en África central que podrían empujar al resto”, dijo Ongodo.

En su régimen de comercio, los criterios de origen de los países de la CEEAC, que se definen en un tratado anexo al de la creación de la misma, difieren principalmente de los de la CEMAC, en lo referente al porcentaje del valor añadido local de los productos manufacturados, que debe ser de al menos el 45% del precio en fábrica, frente al 30% en el caso de la CEMAC.