En los casi 57 años de nuestra historia, no habíamos sufrido de forma inmisericorde una tragedia de tal calamidad -con la desgracia del fatídico accidente de Ecuateur en mente-. A día de hoy no hemos terminado de sobreponernos. Aquel desastroso 7 de Marzo del año 2021, parecía que estuviéramos enfrentando las siete plagas de Egipto descritas en la Biblia, pero cuatro años después, ¿ya hemos tomado las medidas necesarias para evitar la posibilidad de reeditar un desastre similar que nos ha tocado vivir en nuestra historia como nación? La depuración de las responsabilidades también está presente.
Hoy por hoy podemos decir que fue un desastre provocado por humanos -se informó de la quema de maleza alrededor del cuartel de Nkoantoma. Una acción protagonizada por una una supuesta ciudadana que se dedicaba a su agricultura familiar-, la acción se traduce en una negligencia (de la ciudadana y del supuesto responsable custodiador y conocedor de que esas instalaciones militares albergaban explosivos). 108 muertos, 700 heridos y más de 16.000 afectados, según cifras del gobierno. Fuentes no oficiales siguen especulando con que se pasó de esas cifras.
«Fue todo un accidente. Hemos llegado a las mismas conclusiones que el Gobierno de que hubo un incendio, debido a una escotilla que estaba al nivel de los depósitos, que provocó el incendio», dijo Naciones Unidas, apoyando la versión oficial.
El caso es que cuatro años después, ¿ya hemos aprendido la lección que nos dio ese fatídico desastre que pudo evitarse?, nos preguntamos todos.
En las semanas posteriores, y con las secuelas todavia goteando sangre, se produjo el anuncio de medidas que ayudarían a evitar que se pudiera repetir. Por primera vez se ponía a debate la imprudencia de que los terrenos colindantes a las zonas donde están edificados los cuarteles militares sean habitadas o habitables por civiles. Incluidas las mismas viviendas destinadas para uso exclusivo de los militares. Lo cierto es que a dia de hoy, parece que esa prohibición no se está respetando. Todavía hay civiles viviendo en sus interiores y en las zonas exteriores cercanas; si tomamos el ejemplo de la ciudad de Malabo en los ocho cuarteles con los que cuenta (Acacio Mañe Ela, Ela Nguema, Semu, Aeropuerto, Gendarmería, Vicatana y los dos de la carretera Sipopo). De entre todos ellos, se presume que el primero alberga una armería con explosivos, ya que es el principal de las Fuerzas Terrestres.
Ante el desconocimiento de las estrategias o el plan diseñado por el ministerio de Defensa para evitar a toda costa la repetición de un accidente como éste, auguramos que sea uno ambicioso y efectivo, porque claro está que, monumentos y conmemoraciones aparte, nadie quiere volver a vivir un día negro como aquel 7 de marzo que ha dejado secuelas que todavía son vigentes.